La propuesta de los empresarios de pagar una suma millonaria para evitar el juicio ha abierto un debate ético y legal. El instituto jurídico de la “reparación integral” no exige que los imputados reconozcan su responsabilidad en los hechos. Por lo tanto, si el tribunal acepta el acuerdo, los empresarios quedarían sobreseídos, y el proceso terminaría para ellos sin que se haya juzgado el delito.
Centeno, por su parte, se niega a pagar la indemnización. “Yo no puedo hacerlo, primero porque no cometí ningún cohecho, ni pertenecí a ninguna asociación ilícita, sólo hacía el trabajo de chofer como tantos otros. Y segundo, porque yo escribí los cuadernos y lo volvería hacer, aunque crean algunos que es un delito”, afirmó. El chofer, de hecho, se siente orgulloso de su papel en el caso, y ha reiterado que, a pesar de las correcciones y las sobrescrituras que las pericias encontraron en los escritos, él fue el único autor.
El juicio, que tiene fecha de inicio para el 6 de noviembre, ha sido un largo y complejo proceso. Durante años, la defensa de los imputados intentó anular la causa a través de una serie de planteos procesales. La última estrategia, que buscaba encuadrar los presuntos sobornos como “aportes de campaña”, fracasó, lo que obligó al tribunal a fijar la fecha para el juicio oral. La causa “Cuadernos” ha sido uno de los casos de corrupción más importantes de los últimos años, con 170 procesados, 26 encuadres jurídicos, 540 delitos cometidos y 899 testigos ofrecidos.