Presupuesto 2026: El gobierno modera sus metas fiscales y reduce el superávit prometido al FMI

El gobierno presentó su Presupuesto 2026 con un superávit fiscal primario del 1,5% del PBI, por debajo de la meta del 2,2% prometida al FMI. La cifra refleja un ajuste pragmático a un nuevo escenario político, donde el oficialismo necesita negociar con la oposición.

Luis Caputo

El gobierno nacional ha presentado su proyecto de Presupuesto 2026, que incluye una pauta de superávit fiscal primario más moderada de lo que había prometido al Fondo Monetario Internacional (FMI). El documento, que ya ha sido enviado al Congreso, proyecta un superávit primario del 1,5% del PBI, una cifra inferior al 2,2% que se había acordado previamente con el organismo multilateral. Esta reducción en las aspiraciones fiscales es vista como un ajuste pragmático a un nuevo contexto político, en el que el oficialismo deberá negociar con otras fuerzas para sacar adelante su agenda.

El proyecto de presupuesto no solo ajusta a la baja las metas para el próximo año, sino que también revisa a la baja el punto de partida de 2025. El equipo económico ya no espera cumplir con la meta de superávit primario del 1,6% del PBI que se había fijado con el FMI, sino que prevé cerrar el año con un 1,5% del producto. Esta corrección refleja las dificultades que el gobierno ha tenido para sumar reservas y la necesidad de adaptar sus objetivos a una realidad económica y política más desafiante.

Un presupuesto que refleja el nuevo clima político

La elaboración del presupuesto 2026 es un reflejo del cambio de escenario político en Argentina. El oficialismo, que al inicio de la gestión podía aprobar iniciativas con menos resistencia, ahora se enfrenta a una oposición fortalecida que le ha puesto un freno a sus vetos y que lo ha obligado a sentarse a negociar. El proyecto de presupuesto, en este sentido, es un documento que busca el consenso, y que destina recursos como parte de esos acuerdos.

El proyecto contempla un superávit primario de $15,08 billones de pesos y un resultado financiero positivo de $2,7 billones. Los ingresos del Estado representarían un 14,3% del PBI, mientras que los gastos se distribuirían de la siguiente manera: 6,5% para previsión social, 2,3% para asistencia social, 1,6% para salarios y 0,7% para subsidios económicos. El gobierno, en un claro mensaje de austeridad, ha destinado solo un 0,3% al gasto de capital.

Proyecciones tributarias y la necesidad de un mayor control

En materia de recaudación, el presupuesto 2026 proyecta un ingreso total de $90,3 billones, lo que representa un incremento nominal del 22% frente a los $73,7 billones que se estiman para este año. Con una inflación proyectada del 10,1%, el gobierno apuesta a que los ingresos tributarios crezcan 10 puntos porcentuales por encima del nivel general de precios, una mejora en la performance de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA).

El proyecto de presupuesto 2026, en definitiva, es una muestra de que el gobierno ha tenido que adaptar sus metas a la nueva realidad política. La reducción del superávit primario no es una señal de que el gobierno ha abandonado su compromiso con el equilibrio fiscal, sino una muestra de pragmatismo. La necesidad de negociar con la oposición y de destinar recursos a los acuerdos es un nuevo desafío para un gobierno que ha priorizado la austeridad como un pilar de su gestión.

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