Los temas que más alimentaron las críticas virtuales fueron el presupuesto y sus implicancias en áreas clave como la educación, salud, jubilaciones y discapacidad, zonas sensibles del debate social y que incluso motivaron manifestaciones y protestas en las calles. La imposición de vetos presidenciales y los recortes en partidas clave generaron un malestar que se tradujo en cacerolazos y una conversación digital dominada por términos como “inflación”, “crisis” y “déficit”.
Esta última palabra, “inflación”, se convirtió en el eje interpretativo de la audiencia, incluso sin haber sido central en el discurso oficial. Los usuarios entienden cualquier medida económica en clave directa: menos recursos son sinónimo de mayores dificultades para millones de argentinos. La inflación funciona en este sentido como símbolo del fracaso del rumbo económico, un anclaje presente de forma transversal en la conversación pública online.
El formato de las cadenas nacionales, que en sus inicios lograba convocar a audiencias masivas y activar la agenda pública, parece haber agotado su capacidad de generar adhesión. Si bien todavía representan un espacio privilegiado de exposición para el presidente, hoy el recurso tiende a reforzar la percepción crítica y el malestar, más que a construir consenso o diálogo.
Este análisis pone en evidencia un problema central para la gestión comunicacional de Milei, que enfrenta el desafío de revertir una percepción adversa y reactivar el interés de un público cada vez más crítico y fragmentado, en un contexto donde la economía y la política interna dominan la conversación y las expectativas ciudadanas.