La división interna del PRO se hizo evidente en la sesión legislativa del miércoles, cuando una fuerte discusión entre el jefe del bloque, Cristian Ritondo, y la diputada Silvia Lospennato, transmitida en directo, ilustró la fractura que atraviesa el partido. Esta grieta trasciende al Congreso y representa las heridas dejadas por los acuerdos electorales de 2025 y la relación con Javier Milei y La Libertad Avanza (LLA).
El bloque que lidera Ritondo se encuentra partido de hecho, y diversos dirigentes anticipan que la división será oficial después de las elecciones de octubre, con la incorporación de nuevos legisladores. De un lado están quienes acompañan el rumbo del gobierno nacional, entre ellos Diego Santilli y Alejandro Finocchiaro, vinculados al PRO bonaerense; del otro lado, quienes se han distanciado de los intereses libertarios en votaciones recientes.
En el marco de ese clima, Ritondo analiza sanciones concretas para quienes voten sistemáticamente en contra de la línea del bloque, que prioriza el equilibrio fiscal como bandera. Las medidas consideradas van desde la expulsión hasta sanciones partidarias y apartamientos de cargos de representación.
El caso de Lospennato es particular: inicialmente una figura con fuerte vínculo con Milei y el proyecto de ficha limpia, quedó deteriorada tras tensiones durante la campaña porteña y la contundente derrota del PRO en la Ciudad. Su posición en la última votación, junto a otros diputados disidentes, reprodujo el malestar anticipado en reuniones previas.
Además, la discusión generalizada muestra la crisis de identidad que sacude al PRO desde las elecciones de 2023. Algunos referentes hablan de rescatar el “PRO original” y rechazan los “murmullos socialistas internos”, una frase popularizada por Fernando De Andreis, cercano a Mauricio Macri, como crítica a sectores internos que resisten la alianza con LLA.
Este escenario tenso se suma al debate en el Congreso por leyes clave y la coexistencia complicada con el oficialismo libertario, que define la agenda política hacia las elecciones nacionales de octubre, donde el futuro del PRO y su rol en el mapa político argentino están en juego.