Donald Trump, presidente de EE. UU., planteó un plan detallado de 21 puntos con el objetivo de lograr un alto el fuego definitivo en Gaza, acompañar la reconstrucción y sentar las bases para un eventual Estado palestino. El plan fue elaborado con asesoría del ex primer ministro británico Tony Blair y su enviado especial Steve Witkoff, e incluye medidas políticas, humanitarias, económicas y de seguridad.
Entre las propuestas centrales están la liberación de los 48 rehenes israelíes que permanecen cautivos, la retirada gradual de las tropas israelíes y la desmilitarización de la Franja. Además, se contempla el establecimiento de un gobierno temporal liderado por Blair, excluyendo inicialmente a la Autoridad Nacional Palestina, y la creación de una fuerza internacional de estabilización.
A pesar del optimismo de Trump, el plan enfrenta escepticismo tanto en Israel como en Palestina por la dificultad de conciliar intereses. El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu mantiene sus reservas, mientras Hamás no ha recibido formalmente la propuesta ni ha mostrado señales de aceptación.
El complejo escenario diplomático, la persistente violencia y las diversas agendas políticas internas representan obstáculos para la implementación de la iniciativa. Expertos advierten que, aunque el plan plantea soluciones a largo plazo, la clave será cómo lograr consensos inmediatos para detener la crisis humanitaria y militar.
Trump anunció negociaciones continuas y destacó la importancia de involucrar a todos los países de la región para asegurar la paz duradera. No obstante, la recepción crítica y la programación de reuniones muestran que el camino hacia la paz definitiva en Gaza sigue incierto y plagado de retos.