En Doha, en una primera ronda de negociaciones, Hamás planteó sus demandas y prometió dar una respuesta “lo antes posible”. El grupo consulta con otras facciones palestinas, como la Yihad Islámica, que rechazó el plan y controla a algunos de los rehenes israelíes que todavía quedan en Gaza, lo que complica la liberación de estos, prevista para las primeras 72 horas del alto el fuego.
El plan presentó modificaciones de última hora favorable a Israel, introducidas sin consenso con mediadores árabes, lo que generó rechazo en países como Qatar, Arabia Saudí, Egipto, Jordania y Turquía. Estos países, aunque luego respaldaron el plan, apoyan ahora la posibilidad de que Hamás proponga enmiendas.
El primer ministro catarí, Mohamed bin Abdulrahman, resaltó que el documento requiere aclaraciones significativas, como la ausencia de plazos para la retirada israelí y la presencia permanente de tropas en una zona tamponada alrededor de Gaza.
Netanyahu, por su parte, afirmó que su ejército mantendrá el control sobre “la mayor parte de Gaza” y negó la posibilidad de un Estado palestino, a pesar de que el plan contempla esa hipótesis.
Trump advirtió que si Hamás no acepta el plan, “esto tendrá un final triste” y ratificó su apoyo para que Israel continúe con la ofensiva si es necesario. Mientras tanto, los combates en la ciudad de Gaza continúan, con reportes recientes de al menos 39 civiles muertos en ataques aéreos, en medio de una ofensiva que una comisión de la ONU calificó como “genocidio”.