En los últimos días, dos ejemplares de arañas del banano —una de las especies más venenosas del mundo— fueron encontrados en supermercados de Uruguay, específicamente en Treinta y Tres y en Montevideo. Estos hallazgos despertaron una alerta en la población, aunque la alarma se considera desmedida frente a la evidencia científica y médica disponible.
Carlos Prigioni, investigador asociado al Museo Nacional de Historia Natural de Montevideo, indicó que la importación de bananas, proveniente de localidades brasileñas como Atibaia y Registro, facilita el ingreso ocasional de estas arañas al país. Explicó que durante la manipulación, los cachos de banana quedan en el suelo por días, tiempo en que las arañas se esconden en ellos. “Hace muchos años hicimos un seguimiento y era increíble la cantidad de animales que llegaban, desde arañas hasta comadrejas enanas”, afirmó.
Pese a la peligrosidad del veneno, no se han registrado casos fatales en Uruguay. El Centro de Información y Asesoramiento Toxicológico del Hospital de Clínicas sugiere que factores como el estrés o el cambio de temperatura podrían alterar la composición del veneno, lo que probablemente contribuye a la evolución favorable de los accidentes por mordedura.
Históricamente, se documentaron varias mordeduras sin gravedad en distintas regiones del país, desde un incidente en Bella Unión en 2012 hasta otros en Treinta y Tres y Montevideo. Luis Fernando García, docente y doctor en Ciencias Biológicas, aclaró que el veneno afecta principalmente a menores de 10 años, adultos mayores de 70 y personas con salud debilitada, grupos aún no afectados en los registros locales.
A pesar de la insistencia en mejorar las medidas de importación, incluyendo la prohibición de bananas en cachos y el uso de cajas, las arañas continúan apareciendo. La discusión permanece sobre cómo equilibrar la seguridad sanitaria y la logística comercial en la importación de frutas.
Este fenómeno, acompañado de la típica alarma social que generan estas especies, invita a reflexionar sobre la gestión de riesgos y la comunicación pública frente a riesgos que son manejables y poco frecuentes en su impacto grave.