Más de 55 millones de personas sufren demencia en el mundo, un número que podría triplicarse para 2050 según la Organización Mundial de la Salud. Frente a este crecimiento, la prevención mediante factores modificables cobra relevancia. Un estudio de la Universidad de Boston, publicado en Jama Network y dirigido por el doctor Phillip H. Hwang, aporta evidencia sobre la importancia de la actividad física como factor protector contra la demencia.
Los investigadores analizaron datos de 4.354 adultos durante un seguimiento de hasta 37 años y encontraron que niveles altos de ejercicio en la mediana y tercera edad reducen el riesgo de cualquier tipo de demencia y especialmente de Alzheimer en un 41% y 45% respectivamente. Los beneficios no se observaron en la actividad física durante la infancia, siendo decisiva la práctica en etapas posteriores de la vida.
El doctor Juan Carlos Palombo, especialista en Medicina del Deporte, recomendó realizar 150 minutos semanales de ejercicios aeróbicos, destacando que “la forma más simple, práctica, efectiva y económica es caminar”, enfatizando la importancia de la frecuencia, intensidad y tiempo en la rutina de ejercicio.
Este hallazgo se suma a años de advertencias sobre los riesgos del sedentarismo y los beneficios del ejercicio para la salud cerebral, física y emocional, y orienta futuras estrategias de salud pública para frenar la prevalencia de la demencia.