Ante la falta de regularidad en Argentina, Silvina y Juan buscaron por el mundo hasta encontrar el “Disney de la fertilidad”: una clínica ucraniana altamente equipada. El costo, un doloroso regalo de despedida. Descubre cómo una hermana, un médico famoso y una conversación clave los acercaron más a su sueño.
En Argentina, la gestación por sustitución (subrogación de vientres) se realiza en un contexto de vacío legal, ya que no está regulada ni por el Código Civil y Comercial de la Nación ni por la Ley Nacional de Reproducción Asistida. A pesar de ser una opción para muchas familias que desean tener hijos, esta falta de marco normativo ha sido aprovechada por redes y agencias que operan en la irregularidad.
Un ejemplo de la magnitud de la problemática que se enmarca en esta irregularidad es el caso de Córdoba, donde una mujer dio a luz a un bebé en noviembre de 2024 y le explicó al equipo médico que ella era la gestante contratada por una agencia para una mujer francesa, la progenitora biológica. Sin embargo,como el bebe había nacido de siete meses y con algunas complicaciones, la mujer francesa nunca apareció tras el nacimiento, dejando al bebé desamparado y al cuidado del hospital. Hoy ese niño se encuentra a la espera de ser adoptado por una nueva familia.
En este marco, si bien Silvina y Juan realizaron exhaustivas investigaciones y conversaron con clínicas que lo realizaban, terminaron concluyendo en que esta opción no los dejaba del todo seguros. En una historia de tanta búsqueda y sacrificio, las regulaciones y seguridades son un punto clave en esta práctica.
“Ahí empezamos a abrir un poco el abanico para ver cuál era la situación de la subrogación fuera de Argentina”, cuenta Juan. “Hicimos contacto con un médico muy reconocido de Estados Unidos que ha asistido a muchas personas del espectáculo argentino que han trabajado con él y la verdad es que era imposible”, se miran y se ríen en confianza, como recordando una de las paradas técnicas más locas que implicó este camino. “No nos alcanzaba ni con todo el patrimonio para poder llevarlo adelante, era imposible”, aclaró Juan. “Y ahí la hermana de él nos dice: ‘tengo una amiga, de una amiga que tuvo su hijo en Ucrania’”, agregó Silvi. “Además, Ucrania es una palabra rarísima, es decir, no está en el radar de lo que uno conoce”. Finalmente la contactaron y tuvieron una conversación de una hora y media por teléfono donde esta conocida de conocidos pudo darle luz a esta otra manera de ser padres que Juan y Silvina tanto buscaban. “Ella me decía, es como el Disney de la fertilidad”, cuenta Sil con los ojos bien abiertos y vidriosos, “cuando terminé de escuchar toda su increíble historia le dije ‘bueno, me convenciste’”.
El Centro de Medicina Reproductiva BioTexCom, ubicado en Kiev, la capital de Ucrania, se ha posicionado como una institución médica destacada a nivel global, con un foco importante en los programas de maternidad subrogada y donación. Desde que esta clínica comenzó sus operaciones —hace más de siete años— ha facilitado el nacimiento de más de 50.000 niños para padres provenientes de más de 60 países, convirtiéndose en un referente de la medicina reproductiva.
“Una vez nos dieron su número, nos contactaron con Alina, que es la coordinadora de los hispanohablantes. Nosotros le contamos todo nuestro recorrido y toda la mochila que cargamos”, aclara Juan mientras también comenta que en el caso de Ucrania, el alquiler de vientre está legalizado y totalmente regulado, pero hay que cumplir con dos condiciones bastante relevantes y, por sobre todo, excluyentes: estar casado y ser heterosexual. “En eso la verdad que son bastante antiguos”, agrega Silvia, “pero bueno, son las reglas que ellos pusieron”.
Silvia y Juan tiraron una botella al mar y esperaron que del otro lado los contacten —no solo para aclarar todas sus dudas— sino también para obtener la esperanza que tanto estaban buscando. “Me acuerdo que estábamos en Pinamar un verano, cuando mis viejos nos invitaron a pasar unos días. Alquilamos un departamento y, por la diferencia horaria con Ucrania —que es de unas 5 horas—, coordinamos el horario. Fue una locura: echamos a todo el mundo del depto para quedarnos solos y hablar con ella. Esa charla clave nos permitió empezar a diagramar todo lo que vendría después, que realmente fue mucho”, comentó Juan.
Si bien el tratamiento en Ucrania es notablemente más accesible que en Estados Unidos, no deja de ser un tratamiento privado de un gran costo para muchas familias. En un momento único, Silvina, quien se presenta siendo racional con las emociones y lleva consigo las herramientas brindadas por su profesión, no pudo evitar conmoverse —como todos en esa sala— mientras mencionaba a su padre quien pese a ya no habitar este plano, mucho ha tenido que ver con la gestación de Franchu, la hija de Silvina y Juan.
“Siempre digo que contábamos con la plata porque poco antes había fallecido mi papá, que era lo más importante para mí, y finalmente se vendió la casa. Y bueno, aunque el duelo fue enorme porque, para mí, mi papá era muy especial, me dejó ese regalo: no se va alguien sin que venga otro. Para mí, la muerte y la vida van de la mano siempre. Y bueno, nos dejó este regalo y nosotros siempre se lo mencionamos a Franchu, lo que nos ayudó su abuelo”, confiesa con emoción en los ojos. “Uno habla en términos económicos, pero en realidad esto no es una inversión, es lo mejor que nos pudo haber pasado. Que esa casa finalmente se haya vendido, y que ese dinero haya sido destinado a que nosotros podamos cumplir verdaderamente un sueño”, compartió Juan en su emoción.
Y entre todas las marcas y todos los duelos que han atravesado, Silvina nos confiesa sus dos mantras de vida, los cuales lleva tatuados uno en cada brazo, a los que recurrió cada vez que se puso difícil: en uno dice “los sueños se hacen realidad” y en el otro dice “esto también pasará”. “Esto es de cada vez que no podíamos quedar embarazados, y cada vez que nos frustrábamos. Yo me tatué esto, la segunda o la tercera vez, porque fueron nueve —aclara mirando a los ojos—: ‘Esto va a pasar’, y al mismo tiempo era mirar al otro lado y decir, ‘pero los sueños se hacen realidad’, y en eso ver que se hizo real el sueño de la maternidad, nuestro gran deseo de ser padres”.
“Subrogación: El inquebrantable deseo de ser padres” es una serie de cuatro episodios, elaborada a partir de la entrevista exclusiva con Juan y Silvina. Este es el segundo; el tercero se publicará mañana. Te invitamos a acompañar su historia durante los próximos días
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