Faustino Oro: el “Messi del ajedrez” que desafía los límites de la historia

Con apenas 12 años, el joven maravilla argentino Faustino Oro continúa su ascenso meteórico hacia la élite del ajedrez global. Tras romper récords de precocidad y establecerse como el Maestro Internacional más joven de la historia.

El mundo del ajedrez asiste con asombro a un fenómeno sin precedentes: el ascenso de Faustino Oro. El niño argentino, apodado por la prensa internacional como el “Messi del ajedrez”, no solo domina los tableros de su categoría, sino que ha comenzado a tutearse con la élite mundial, demostrando una madurez estratégica y una velocidad de cálculo que desafían su corta edad.

Faustino, que comenzó a jugar durante la pandemia de 2020 casi por casualidad, ha pulverizado todas las marcas de precocidad. Su logro más rutilante hasta la fecha fue convertirse en el Maestro Internacional (MI) más joven de la historia a los 10 años, superando el récord que ostentaba el estadounidense Abhimanyu Mishra. Instalado en Badalona, España, junto a su familia para potenciar su carrera, el joven talento dedica horas a perfeccionar su juego bajo la tutela de grandes maestros y la asistencia de motores de inteligencia artificial.

El camino de Oro no se detiene en los títulos intermedios. Su gran objetivo para 2026 es alcanzar las tres normas necesarias para convertirse en Gran Maestro (GM), el máximo escalafón del ajedrez profesional. De lograrlo en el corto plazo, se mantendría en la carrera para ser el GM más joven de todos los tiempos, una disputa que mantiene en vilo a la comunidad ajedrecística internacional.

Más allá de los números y el Elo (el sistema de puntuación del ajedrez), lo que impresiona de Faustino es su temple competitivo. El joven ya ha logrado victorias resonantes en partidas rápidas frente a figuras de la talla de Magnus Carlsen, el número uno del mundo. Su estilo de juego es universal: posee una técnica depurada para los finales y una creatividad táctica que le permite salir airoso de posiciones complejas.

La gestión de su carrera es un delicado equilibrio entre el rigor profesional y la preservación de su infancia. Su padre, Alejandro Oro, ha enfatizado en diversas entrevistas la importancia de que Faustino siga disfrutando del juego y de otras actividades propias de su edad, como el fútbol. Sin embargo, la ambición del pequeño genio es clara: quiere alcanzar la cima del ajedrez mundial y devolver a la Argentina a los primeros planos de una disciplina que supo tener a próceres como Miguel Najdorf o Oscar Panno.

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