El impacto de la doble responsabilidad
El fenómeno de la generación sándwich describe a adultos que sostienen el cuidado de sus progenitores mientras mantienen la crianza de sus propios hijos. Esta posición genera una carga de estrés que, de no ser gestionada, deriva en un aislamiento social y deterioro de la salud física.
La titular del Equipo Interdisciplinario de Género, Mirta Coloca, explicó que estos roles suelen recaer mayoritariamente en mujeres, quienes experimentan dificultades para establecer límites y manifestar sus propias necesidades.
La sobrecarga no se manifiesta de forma súbita, sino que progresa mediante el cansancio acumulado. Según expertos en la materia, las personas cuidadoras tienden a descuidar sus actividades personales y familiares para priorizar la demanda ajena. Coloca subrayó la importancia de identificar los síntomas de agotamiento para implementar estrategias de autocuidado antes de que el bienestar personal se vea comprometido de manera definitiva.
La red de apoyo como contención
El acompañamiento emocional constituye una herramienta fundamental para quienes ejercen estas tareas. Catherine Newman, escritora especializada en la labor de cuidar, sostuvo que la validación de los sentimientos del cuidador es un gesto esencial.
No obstante, el apoyo no debe limitarse a la escucha. La ayuda práctica, como el traslado a turnos médicos o la gestión de trámites administrativos, resulta crucial para reducir la fatiga operativa de la persona a cargo.
La comunicación asertiva permite una mejor distribución de las obligaciones. Los especialistas sugieren evitar las quejas genéricas y optar por pedidos concretos hacia el resto del grupo familiar o social.
Especificar días y horarios para que otra persona asuma una responsabilidad permite que el cuidador principal pueda tomar descansos programados. Estas pausas son necesarias para recuperar energía y evitar que el estrés afecte el vínculo con el adulto mayor asistido.