Por qué decir malas palabras hace bien

Investigadores británicos confirmaron que repetir palabras malsonantes mejora el rendimiento en ejercicios de alta intensidad. El fenómeno ocurre porque el lenguaje tabú reduce las barreras psicológicas y aumenta la autoconfianza al eliminar restricciones internas.

Las pruebas duraron menos de un minuto y usaron ejercicios simples. Foto: Web.

Pruebas confirmaron el efecto

Un equipo de especialistas de la Universidad de Keele y la Universidad de Alabama en Huntsville analizó cómo el lenguaje ofensivo actúa como una herramienta para maximizar el esfuerzo físico. A través de una serie de experimentos, los científicos midieron el impacto de repetir palabrotas frente a términos neutros durante tareas de resistencia, como las flexiones en silla.

Los resultados indicaron de manera consistente que quienes utilizaron insultos lograron sostener el esfuerzo por más tiempo. En términos específicos, investigaciones previas mostraron que esta práctica incrementó la fuerza de agarre en un 8% y la potencia en el ciclismo en un 4,5%. Este beneficio no respondió a una activación del sistema nervioso autónomo, sino a un cambio en el estado psicológico del individuo.

El mecanismo de la desinhibición

El núcleo de este hallazgo reside en la denominada “desinhibición del estado”. Este proceso psicológico reduce la tendencia natural de las personas a reprimirse o autocontrolarse ante situaciones de estrés.

Al romper una norma social mediante el uso de palabras tabú, el cerebro disminuye sus barreras internas, permitiendo que el cuerpo acceda a recursos de fuerza que normalmente permanecen limitados por la contención.

El análisis de los datos reveló que tres factores psicológicos impulsan esta mejora: la fluidez psicológica, la autoconfianza y la distracción. El individuo experimenta un estado de “flujo” que facilita el rendimiento sin esfuerzo consciente.

Richard Stephens, líder del estudio, señaló que esta técnica funciona como una intervención económica y accesible para situaciones que requieren un rendimiento máximo inmediato.

Implicaciones en el deporte y la salud

Este fenómeno tiene paralelismos con otras expresiones vocales, como los gruñidos en el tenis, que pueden elevar la potencia del golpe entre un 19% y un 26%. La investigación plantea que el uso estratégico de palabras malsonantes podría ser útil no solo en el ámbito deportivo, sino también en contextos de rehabilitación donde los atletas muestran vacilación tras una lesión.

Sin embargo, el estudio también advierte sobre la existencia de efectos de expectativa. Aun así, la evidencia refuerza la idea de que la mente ejerce un control estricto sobre los límites musculares y que el lenguaje provocativo ayuda a superar esas limitaciones internas.

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